El agotamiento de las reservas de glucógeno es una de las principales limitaciones para continuar el esfuerzo. La dieta ha de tener como objetivo alcanzar niveles óptimos para la siguiente sesión de ejercicio, ya que existe una relación directa entre el vaciamiento de los depósitos de glucógeno muscular y la fatiga. A veces, esto puede ir acompañado de una disminución de las defensas, con lo que se favorece la lesión.
El tiempo necesario para vaciar las reservas de glucógeno depende de la duración y la intensidad del esfuerzo, entre otros factores. Se considera que en aproximadamente unos 90 min de esfuerzo con una intensidad del 65-70% del máximo pueden llegar a agotarse.
La deshidratación, los factores ambientales adversos o un inadecuado estado nutricional precipitan el vaciamiento de los depósitos. Algunas de las manifestaciones asociadas al agotamiento y la inmunosupresión son consecuencia del aumento de cortisol que se produce en el post-esfuerzo y son más intensas si no se da la reposición rápida de HC durante la recuperación, y un adecuado descanso entre sesión y sesión.
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